Son muchos los que aun discuten sobre el papel de Micheletti en el gobierno de facto, que a lo interno contó con el apoyo popular y de las institucionales hondureñas. Sin embargo, en el ámbito internacional no ocurrió lo mismo y se le condenó con sólo algunas excepciones.
Las revoluciones políticas que están teniendo lugar en el Medio Oriente están dejando claro que los pueblos pueden cambiar los sistemas autoritarios si así lo deciden. Los aires de libertad afectan las dictaduras y espantan a los hombres que quieren gobernar hasta su muerte, y según el expresidente, Roberto Micheletti, el cansancio de las sociedades sometidas, es el antídoto perfecto para producir los cambios políticos y sociales que lleven a una mejor condición de vida la población.
A pesar de su apego a las normas democráticas, a una concientización interna de los valores de la libertad, y al sentido de justicia social que emergen en sus discursos, Roberto Micheletti se le reconoce en la historia como un presidente de facto en Honduras, tras el derrocamiento del presidente Manuel Zelaya.
Micheletti era el presidente del Congreso al momento de la ruptura del hilo constitucional, y gobernó hasta el 27 de enero de 2010, cuando llegó al poder el presidente, Porfirio Lobo, electo en los comicios de noviembre de 2009.
Son muchos los que aun discuten sobre el papel de Micheletti en gobierno de facto, que contó con el apoyo de una mayoría del pueblo, y el respaldo del parlamento, de la Corte Suprema de Justicia, el ejército, y los grupos de poder. Sin embargo, en el ámbito internacional no ocurrió lo mismo: la presencia de Micheletti en el poder, recibió una condena por la parte de las Naciones Unidas (ONU), de la organización de Estados Americanos (OEA), y de los gobiernos del mundo, con las solas excepciones de Israel, Panamá y Taiwán.
Pese a las críticas internacionales, el aquel entonces presidente Micheletti rechazó las tesis de golpe de Estado, y mantuvo el concepto de transición constitucional para denominar ese periodo en el que paso de ser presidente del Congreso, a jefe de gobierno no reconocido por la comunidad internacional.
Micheletti convocó a elecciones el 29 de noviembre de 2009 y abandonó el poder el 27 de enero de 2010.
Un año después dice sentir la consciencia tranquila por la misión cumplida. A continuación les entregamos a nuestros lectores una entrevista exclusiva para MiamiDiario ofrecida por el expresidente, donde reflexiona sobre la democracia, las dictaduras y los esfuerzos de los pueblos del mundo por alcanzar una mejor forma de vida en libertad.
Critico del socialismo del siglo XXI, de los comunismos desgastados, Roberto Micheletti aspira que la historia lo recuerde como un hombre que, en momentos de crisis en su país, fue capaz de redireccionar la política y recuperar la democracia.
Dispuesto a luchar por su reputación, el expresidente Micheletti nos reiteró que llevará a los tribunales al exembajador de los Estados Unidos en Honduras, Hugo Lorens por los escritos enviados por el funcionario al Departamento de Estado (y que fueron revelados por Wikileaks) donde se lo acusa de actos de corrupción administrativa durante su corta gestión.
En torno a la democracia y sus complejidades, Micheletti cree que es un sistema de oportunidades, donde se pueda nivelar las enormes diferencias que existen entre los pobres y ricos para que el colectivo pueda vivir con tranquilidad.
Roberto Micheletti asegura que la democracia se puede perder si los pueblos no reclaman sus derechos, o si hay intromisión de dinero extranjero que fortalezca grupos interesados en generar conflictos sociales.
Este político asevera que los gobiernos autoritarios se acaban por el cansancio de los gobernados y que tal como ocurrió en Egipto, el pueblo dejó sentir su voz y cambio su historia.
A continuación reproducimos la entrevista completa del ex presidente, Roberto Micheletti:
Algunas acusaciones se tejen a su alrededor. ¿Por qué cree usted que a todo aquel que llega al gobierno luego es acusado de pervertirse con el dinero público?
Considero que eso es una mala costumbre que tenemos especialmente los latinoamericanos, pero en el mundo al que es gobernante siempre se le está achacando actos irresponsables, de corrupción, etc. Yo creo que nosotros tenemos que empezar a obligar a todo el mundo que acusa a que pruebe. Entonces, yo me siento limpio de todo señalamiento, de toda responsabilidad, por eso hice público cuando el Sr. Lorens (embajador de Estados Unidos de América en Honduras) dijo que yo tenía que ver en una empresa de energía eléctrica y yo dije que lo voy a llevar a los tribunales precisamente por eso, porque no tengo nada que ver.
Pero se da, no solo eso, muchas más cosas, pero es con pruebas como debemos formular una acusación. Yo estoy seguro que estoy totalmente limpio.
Expresidente, ¿usted tiene ambiciones de trascender en la historia latinoamericana? ¿Cómo quiere que lo recuerden?
Bueno yo quisiera, más que todo, que los hondureños me recordaran como un hombre que en el momento político más crítico de la nación, pudo recuperar la democracia en el país, como un hombre común y corriente, un hombre que por estar en una posición política logró alcanzar la más alta magistratura del país, pero no por ambición, no por deseos, no atropellando a nadie, sino tomando una decisión enmarcada dentro de nuestra constitución de la república. Yo quiero que la gente me recuerde como un hombre alegre, como un hombre con deseo y amor a su patria, a Honduras.
¿Qué es para usted la democracia y cómo la podemos perder los pueblos?
Democracia es que el pueblo viva en paz, viva tranquilo, con oportunidades de toda naturaleza, que el joven tenga oportunidad de estudiar y de trabajar, que los adultos sean atendidos, que los hospitales estén permanentemente abiertos para la gente, que haya un pueblo que está prosperando y que la nación entera tenga la oportunidad de tener lo que tenemos todos, porque en la constitución de Honduras dice que todos los hondureños nacemos en iguales condiciones y debemos de actuar y lograr iguales condiciones. Lógico, en la democracia hay ricos y hay pobres, como en todos los organismos, como en todos los países del mundo, no importa si es comunista, socialista o demócrata, en todos los países del mundo hay pobres y hay ricos, hay poderosos y hay débiles. Entonces simple y sencillamente la democracia debe ser el grupo llamado a tratar de nivelar entre los pobres y los ricos esa riqueza necesaria para poder vivir con tranquilidad.
Los pueblos perdemos la democracia si nos debilitamos en reclamar nuestros derechos, los pueblos perdemos la democracia si el dinero de otro país viene a fortalecer un grupo y hay intromisión de parte de ellos. Y lo peor del caso, es disimularnos ante los problemas sociales de la nación, disimularnos ante los gobiernos ineptos, corruptos e irresponsables, eso es posiblemente la mayor preocupación de perder nuestra democracia.
Históricamente se ha dado la transición a las democracias y recientemente hay pueblos que están sufriendo una transición al socialismo. ¿Cuál es más duro y cuál cree usted que debe ser la reacción del pueblo?
Ningún comunismo ni socialismo ha tenido el éxito en sus gobiernos. 50 años lleva Castro en el poder, él lo dijo y su hermano lo también lo dijo, que: si no cambian, fracasan. Después de 50 años se dieron cuenta que el socialismo y el comunismo era lo peor que le podía dar a la ciudadanía. Entonces es necesario abrir las libertades, abrir las posibilidades.
Usted cree que China está siendo eso, lo de un país con dos mentalidades, dos economías, dos sociedades, eso es simple y sencillamente palabras... como las del Socialismo del Siglo XXI, igual, simple y sencillamente están haciendo eso, porque los intereses económicos tienen la posibilidad de llevar a superar la condición económica de los pueblos. Los chinos son comunistas, pero cómo es eso si son los más grandes comerciantes del mundo. Los más grandes capitalistas del mundo están ahora en China, quién entiende eso; nadie. Entonces, simple y sencillamente, yo creo que lo que tenemos que tener son responsabilidades, es ver que todo ciudadano de cada país del mundo tenga el concepto de voy a trabajar para mejorar la condición personal y la condición del país.
¿Cómo ve usted el caso venezolano?
Muy triste, muy alarmante, muy preocupante y a pesar de ser uno de los países más ricos del mundo por su petróleo, por el sentimiento del pueblo venezolano. El pueblo venezolano era un pueblo alegre, entusiasta, era un pueblo con decisiones, eso se ha ido perdiendo en la medida que está gobernando un dictador, está gobernando un hombre que cree que es mejor que todos, está gobernando un hombre que cree que cree que lo que él está haciendo no tiene que ser consultado con nadie, sino que lo que él dice se hace. Ese es un terrible error que se está cometiendo contra los intereses, tanto de los que lo siguen como de los que no lo siguen. El peor sistema es el dictatorial y ya lo han dicho líderes en el mundo, lo han dicho hombres con una gran valía intelectual. El héroe latinoamericano, el héroe de América del sur Simón Bolívar, dijo: no hay que darle mucho tiempo a un hombre que gobierne, porque puede quererse quedar en el poder.
¿Cómo vio el caso de Egipto? ¿Considera que se podría reproducir en nuestros pueblos latinos?
Allí está la juventud. Yo me impresionaba cada día que miraba lo que estaba sucediendo en ese pueblo valiente. Estábamos en presencia de un gobierno que llevaba 30 años, una dictadura. El problema es ese, llegan al poder y después se convierten en dioses, en el caso de ellos, en faraón. El pueblo de Egipto dijo: basta y ya no más. Hay diez mil argumentos, pero fue el cansancio de la población, como tienen que irse cansando todos los pueblos de los dictadores, como tienen que cansarse los pueblos de los hombres o mujeres que creen que ellos tienen el derecho de gobernar a un pueblo que no quiere ser gobernado por ellos. La valentía del pueblo de Egipto demostró al mundo entero que cuando un pueblo se cansa de aceptar las condiciones de un hombre, toma decisiones importantes. Pasó en Egipto, que se hizo como una revolución de gente joven, civil, sin armas, pero terminó el ejército tomando posición, rompiendo la constitución. En Honduras tomamos la decisión, jóvenes y viejos, pero no rompimos la constitución de la república.
¿Por qué el cambio en Honduras fue Constitucional?
El artículo 239 de la Constitución de la República de Honduras dice que cualquier ser humano, cualquier ciudadano, en el cargo que esté, civil, funcionario o militar, que hable de una reforma constitucional, él automáticamente queda destituido del cargo que ostenta. Hablamos desde el barrendero hasta el Presidente de la República.
EL Presidente de la República dijo, no en una oportunidad, sino en innumerables ocasiones, que íbamos a una constituyente. Eso, lógicamente le da la posibilidad a la corte suprema de justicia de actuar en consecuencia. Y se tomó la determinación, y es constitucional, y se le ordena el allanamiento a la casa de forma constitucional. Lo único que no lo fue, fue sacarlo del país. Pero el resto, yo me preguntaba y yo decía: cuando uno va al colegio y hace exámenes si saca 99 pasa, nosotros sacamos 99 en el examen, pero no pasamos, porque el comunismo tiene sus redes extendidas en el mundo, mucho más fuertes que nosotros los demócratas que somos pasivos, de repente miedosos, a veces nos da pena o miedo exteriorizar lo que sentimos y nos dedicamos a trabajar. A los comunistas les mandan dinero, de dónde, no sé, pero ellos están dedicados permanentemente en una lucha consciente, porque yo creo que nadie va a estar en las calles todos los días, porque hay que trabajar para vivir, para comer, y ellos lo hacen todos los días, nosotros vemos a la gente de izquierda en el país todos los días en la calle.
Hemos seguido de cerca el Foro "Antídoto para el Socialismo del Siglo XXI", en el cual usted ha sido una figura fundamental, ¿por qué este evento en Honduras y no en un país donde la democracia y la libertad está amenazada?
Nosotros creemos que se puede hablar con libertar en estos pueblos, donde estamos todavía libres, donde podemos decir lo que queramos y ahora con todos los medios de comunicación técnicos que existen para difundir este mensaje en todo el mundo en cuestión de horas, posiblemente en el mismo instante que se está produciendo. Yo quiero agradecer a Carmen Cecilia Pérez, pues ella ha estado en comunicación conmigo y lo hemos estado haciendo. Quiero agradecer a Unión Cívica Democrática, un grupo hondureño convencido de que la democracia es el mejor sistema con el que podemos vivir y que teníamos que hacerlo aquí y que provocaría un acto de reavivamiento de todas las cosas que nosotros vivimos en este país y fortalecer la democracia. Creo que es un camino que se ha iniciado y le pido a Dios que no lo pare hasta que nos hallamos convencido que todos los pueblos están libres en el mundo.
En Latinoamérica estamos ante el espejismo de la igualdad, que muchos líderes manipulan entre las clases trabajadoras y de escasos recursos, ¿pueden nuestros pueblos sucumbir ante estas promesas y entregar a estos hombres un cheque en blanco para gobernar?
Siempre ha habido una diferencia entre el trabajador y el patrono. Cuando las injusticias sociales provocan este tipo de cosas tenemos conflictos, pero cuando hay una comprensión que permite la labor, es la oportunidad de tener un pueblo en paz y en tranquilidad. La fermentación de los desacuerdos de los malestares en los pueblos, es precisamente cuando hay injusticia dentro del capital trabajo, pero si nosotros vamos regulando este tipo de cosas, vamos abriendo la oportunidad para que cuando alguien esté cansado de trabajar en algún sector pueda irse a otro, y que con su capacidad pueda alcanzar mejores trabajos y mejores sueldos. Eso nos da la oportunidad a los hombres del mundo de tener la oportunidad para no pelear y dedicarnos a trabajar, porque los seres humanos lo que queremos es paz, amor, tranquilidad y cuando hay revueltas es porque hay disconformidad y eso debemos procurar todos los seres humanos de detenerlo, para que con eso podamos provocar la posibilidad que haya más paz en los pueblos.